Los cuerpos tienen propiedades que pueden ser apreciadas por los sentidos, o bien medidas con instrumentos en el laboratorio, que nos permiten distinguirlos entre sí. Podemos clasificar a estas propiedades en dos grandes grupos:
 
a) Propiedades extensivas:
 
        Las propiedades extensivas son aquellas que varían de acuerdo con la cantidad de materia considerada; por ejemplo, si se tienen 5 mL de aceite en una taza y se agregan 3 mL más, el volumen de aceite en la taza es 8 mL. El volumen es una propiedad extensiva que varió directamente al variar la cantidad de materia. Otros ejemplos son la masa, el peso y la energía.
 
b) Propiedades intensivas:

        Las propiedades intensivas son aquellas que no cambian al variar la cantidad de materia; por ejemplo, el color de la sangre siempre será rojo, ya sea el de una gota o un litro. La temperatura a la cual una sustancia cambia de estado también es una propiedad intensiva; por ejemplo, el agua hierve a 100oC, sin importar la cantidad de la que dispongamos (1 litro, 2 litros, ½ litro). La densidad también es una propiedad intensiva. Se define como la relación entre la masa de un cuerpo y el volumen que ocupa.

 


        A pesar de ser el cociente de dos propiedades extensivas (masa y volumen), la densidad es una propiedad intensiva ya que no depende de la cantidad de materia que se considere. En efecto, la densidad del agua presente dentro de un vaso, por ejemplo, es igual a la densidad del agua contenida en una pileta.
        La unidad que se usa comúnmente para expresar la densidad es gramos por centímetro cúbico (g/cm3).


Última modificación: lunes, 17 de octubre de 2022, 23:13